PRESENTA LA SENADORA LUPITA COVARRUBIAS INICIATIVA PARA LA INCLUSIÓN DE LA CULTURA DE RESPETO A LA MUJER
Mexico, D.F. Con el Objetivo de contribuir en la medida de lo posible a la erradicación de una práctica ancestral como es la violencia contra la mujer. La Senadora Por Tamaulipas LUPITA COVARRUBIAS a través de un comunucado dio a conocer lo que contempla su iniciativa en este tubro.- Nuestra cultura, en muchas de sus expresiones, enaltece el sometimiento de la mujer y la normalización de su sufrimiento. No existe ningún fundamento objetivo para sustentar la
desigualdad; la falacia de pensar la existencia de un principio incuestionable biológico, social u ontológico en el que se fundamente la desigualdad entre el hombre y la mujer se ha revelado una
construcción social, implementada de forma arbitraria, que ha sido utilizada históricamente para el control y el dominio. Movimientos como el sufragista, el Black Power y los pañuelos verdes,
entre muchos otros, han logrado poner en la discusión académica, en la habitación y en la legislación internacional y nacional estas
problemáticas. Hoy Latinoamérica, con 2,795 feminicidios en 2017, en especial México, que en el año de 2015 registró 6 mujeres asesinadas
por día, se ve azotada por el incremento de la violencia.Acontecimientos como el descubrimiento en Ciudad Juárez del cuerpo de Alma Chavira, encontrado el 23 de enero de 1993 sin vida, con
signos de tortura y violencia sexual, marcó a México, marcó a cada una de las mujeres que caminan por nuestras calles y caminos; nos obligó
a encarar una realidad oculta, que inundaría nuestra vida pública y cotidiana hasta nuestros días. La violencia nos muestra dimensiones de nuestra humanidad que no nos gusta enfrentar; nos enseña nuestra capacidad destructiva y nos obliga a dudar del desarrollo entero, nos obliga a actuar, nos obligó a mirar donde no mirábamos, nos regaló la realidad: una mujer de clase trabajadora en México, tiene la promesa de ser violentada por ser mujer y no poder contar con los mecanismos para la salvaguarda de sus derechos humanos. A pesar de un enorme subregistro, las cifras del Subsecretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, nos muestran como el número de feminicidios en los últimos 4 años ha ido en aumento, al pasar de 407 en 2015 a 834 en 2018, lo que implica un aumento del 100%. Las víctimas mujeres de homicidio doloso pasó en
las mismas fechas de 1,737 a 2,746 con un aumento del 60%. En otras cifras del Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) en 2016 el 49% de las mujeres de 15 años y más, sufren de violencia emocional, el 41.3% de violencia sexual, el 34% violencia física y el 29% violencia económica, patrimonial o discriminación en el trabajo; No hay lugar en donde la mujer no sufra algún tipo de violencia.La brutalidad, la reiteración, el goce de los criminales y el carácter público del ejercicio de estos hechos nos muestra que la problemática es mucho más compleja; nos obliga a la investigación de esta cultura de inhumanidad cotidiana, de falta de empatía y del sadismo como espectáculo. Al enfrentarnos a una situación tan compleja como la de la mujer en la cultura moderna, en específico la cultura mexicana, debemos comprender que la posibilidad de solución a un proceso tan arraigado en nuestra vida cotidiana, es mas amplia que la labor legislativa. Es por ello que la necesidad de tomar en cuenta un proceso de cambio
cultural es crucial; proceso donde nuestras instituciones de formación humana deberán jugar un papel fundamental para la transformación de
la sociedad mexicana y su cultura.La cultura es móvil, la cultura es construida bajo el martillo de la costumbre y la certeza de la mirada. Hemos visto el mundo con ojos donde nos resulta normal encontrar miles de cuerpos apilados en cifras, hemos logrado reducir carne a números, hemos encontrado las formas de invisibilizar la violencia. Las mujeres han sido el objeto de un proceso donde su cosificación y el utilitarismo de su ser, parecen mezclarse con su esencia; esto es mentira. El desarrollo de la cultura es propiciado y perpetuado en gran medida por nuestra formación en los años tempranos, donde vamos descubriendo nuestra realidad, donde podemos establecer las primeras formas de relación que tenemos, tanto con el mundo como con otros sujetos y donde se nos ha formado bajo un sistema educativo masificado, totalizador y que parte de premisas absolutistas; no permitiendo el ejercicio crítico del sujeto; estableciendo una educación
que permite el desarraigo de los sujetos para transformarlos en entes ajustables y embonables en contextos sociales dados, permitiendo la continuidad de la cultura establecida, en este caso, profundamente violenta. México vive una época de transición; se puede contemplar el interés por el cambio de paradigma educativo y de desarrollo de estrategias que permitan generar un pensamiento crítico y que contemplen la
necesidad de la formación constante de los educadores y educandos; hacerlos conscientes de sus derechos, con miras a la construcción en equipo de una gran y compleja comunidad mexicana, que valora la diversidad y usa el diálogo como forma de relación entre los sujetos. La necesidad de incluir la cultura de respeto a las mujeres y niñas como uno de los pilares de nuestra educación, es una necesidad y deber de
nuestra circunstancia. La época de transición demanda un cambio en nuestra formación cultural y humana donde no tenga lugar el machismo, sus violencias ni la opresión hacia una mujer por el hecho de ser mujer. La Secretaría de Educación Pública debe contemplar esta problemática social en el proceso de formación de ciudadanos mexicanos.Para ello es necesaria, no solo la inclusión del principio de igualdad en nuestra legislación, la circunstancia cultural y cotidiana de nuestras relaciones violentas debe tener una legislación puntual; debemos
generar políticas especificas dentro del marco de la equidad, para atender la situación de la mujer en la cultura mexicana. Uno de los principales procesos de formación cultural deberá ser llevado a cabo
por la Secretaría de Educación Pública, al tener como uno de los pilares de la educación nacional, la creación de contenidos para la revalorización y respeto a la mujer en la sociedad mexicana.Es por ello que propongo modificar la Ley General de Educación para la inclusión de una cultura de respeto, valoración y erradicación de la violencia hacia las mujeres y niñas, como un eje
de la educación pública, esto nos dará la herramienta legal necesaria para el desarrollo e inclusión de programas permanentes que
sensibilicen, informen, fomenten el diálogo y los porqués de la necesidad de una vida que se desarrolle libre de violencia, en especial
la que se ejerce contra mujeres y niñas.
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